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¿Puede un país "pacífico" comercializar armas?

Artículo para el portal PrensAmérica Internacional


¿Puede un país "pacífico" comercializar armas?


Ante la inminencia de los conflictos armados en el mundo, es inevitable reflexionar sobre el impacto profundo y duradero que estos dejan en la sociedad; afectando desde la economía hasta la salud mental de las personas y pudiendo cambiar el curso de la historia de un país. Estos enfrentamientos ponen en evidencia la hipocresía que existe respecto al comercio de armas, pues, por un lado, determinados países europeos venden armas a otros a pesar de mantener tensiones políticas y/o religiosas, mientras que se posicionan en contra de cualquier conflicto armado, promoviendo la paz y la estabilidad.



El actual enfrentamiento entre Israel y Palestina es uno de los más atroces. Presenta al día de hoy 4.200 muertos, habiendo comenzado el 7 de octubre del corriente año cuando el ejército israelí lanzó ataques sobre Gaza después de que Hamás, el grupo militante islamista que controla este territorio, sorprendiera con misiles y penetrando en el sur de Israel. Se trata de un conflicto muy complejo. Su causa principal no se basa en la religión, sino en la colonización que el movimiento sionista ejerció sobre el territorio palestino desde la creación del Estado de Israel en 1948, como es el caso de Cisjordania y la Franja de Gaza, habitados mayoritariamente por palestinos, en los cuales Israel estableció asentamientos a pesar de recibir críticas a nivel internacional.


Según datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), entre otras fuentes de información, Alemania representó el 24% de las importaciones de armas de Israel entre 2009-2020. Italia, Reino Unido y la República Checa, le vendió armas por valor de 5,62 millones de dólares en 2021, mientras que España ha autorizado la venta de material de defensa por 139 millones de euros desde el año 2000.


Otro conflicto armado aún latente es el de Rusia y Ucrania, el cual tuvo su punto de inflexión en 2013, cuando el presidente de Ucrania, Victor Yanukóvich, suspendió la firma de un acuerdo de asociación con la Unión Europea a causa de las presiones de Rusia. Desde entonces, hubieron enfrentamientos en el año 2014, intensificándose en 2022. Ante este caso, aunque España apoyó a Ucrania en el conflicto, pocos años antes consiguió un 51% más de beneficios vendiendo armas a Rusia, obteniendo su mayor récord en 2015, un año después de que las tropas rusas conquistaran la península ucraniana de Crimea.


Estos sucesos plantean múltiples interrogantes sobre la coherencia entre las políticas de paz y las prácticas comerciales, que incluso llegan a discutirse en el Parlamento Europeo. Además de las contradicciones respecto a la venta de armas, existen otras como la que expuso el diputado irlandés Richard Boyd Barrett mediante un discurso dado hace pocos meses atrás, criticando la intervención de la Unión Europea en los conflictos armados, declarando que era inconcebible que se investiguen los crímenes de guerra y atrocidades cometidos por Vladimir Putin, mientras se permanece en silencio sobre los crímenes cometidos por Israel.


Queda claro que, aunque los países europeos presenten políticas que promueven la paz y la estabilidad, sus acciones pueden no estar siempre en línea con estos ideales, motivo por el cual es crucial que la sociedad los exponga, los cuestione y les exija respuestas urgentes.

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